"Mi amadísimo en Cristo hermano Juan:
Me has preguntado cómo te conviene estudiar de modo que llegues a adquirir el tesoro de la ciencia. Estos son los consejos que te doy:
a- No te lances de golpe al océano, sino entra en él por los arroyuelos, porque es conveniente que de lo más fácil desemboques en lo más difícil.
b- Quiero que seas tardo en el hablar, y tardo para acudir allí donde se habla.
c- Conserva la pureza de conciencia.
d- No dejes de entregarte a la oración.
e- Gusta de frecuentar tu , celda si quieres ser "introducido en la celda del vino".
f- Muéstrate amable con todos.
g- No quieras andar averiguando los hechos ajenos.
h- No seas demasiado familiar con nadie, pues el exceso de familiaridad engendra el menosprecio y da ocasión de sustraer tiempo al estudio.
i- No te entrometas de manera alguna en palabras y obras de los hombres del mundo.
j- Huye por sobre todo del vano activismo.
k- No dejes de seguir la huella de los santos y de los hombres de bien.
l- No mires quién lo dice, mas lo que diga de bueno encomiéndalo a tu memoria.
m- Trata de comprender aquello que lees y que oyes.
n- Aclara tus dudas.
o- Esfuérzate por ubicar todo lo que puedas en el cofre de tu mente, como quien desea llenar un vaso.
p- No investigues las cosas que te superan.
Oración para antes del estudio (Santo Tomás)
Inefable Creador, que dispusiste tan primorosamente el universo,
y recurriendo a tu sabiduría, sobre el empíreo diseñaste
con orden admirable, la triple jerarquía de los ángeles;
Tú, principio eminentísimo, que eres llamado fuente de luz y sabiduría,
Difunde tu claridad sobre las dos tinieblas de mi mente con los cuales he nacido,
Removiendo ambas, la del pecado, digo, y la ignorancia.
Tú que haces elocuente la lengua de los niños,
Habilita la mía, y pon tu bendición sobre mis labios.
Dame agudeza para entender, capacidad para retener,
facilidad y método para aprender, sagacidad para interpretar,
y tu abundante ayuda para hablar. Muéstrame el ingreso,
dirige mi progreso, concédeme el éxito. Tú, verdadero Dios y verdadero hombre,
que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.